Suelen atribuir este color a la nada, a un agujero espacial que devora todo a su al rededor, la tan sonada ausencia de luz en la teoría del color, dentro de mi alma y mi mente, es la tonalidad mas noble y amable del circulo cromático ficticio, todo esto escrito desde mi seudo titulo en artes visuales para soñadores nivel 1.
Suelo pensar en la maravillosa gama de posibilidades que puede ofrecer un solo color, imagino un auto negro sobre pavimento negro, de noche y bajo el patético as de luz de un faro a punto de morir y sucumbir ante el maltrato del tiempo y la lluvia, la cual olvide mencionar, aun no para de caer.
Mi bota pisa un enorme charco, poco profundo pero muy escandaloso, tanto que rompe la atmósfera de melancolía y hace resonar una melodía de libertar que acompañan unas llaves con llavero metálico, juguetes que suben y bajan a voluntad de la fuerza de mi brazo.
La melodía nuevamente se destruye con el chasquido de un encendedor de gasolina recién sacado del bolsillo derecho donde se encuentran las pelusas, monedas y condones, fieles compañeros de este viajante a medio vestir. Se espera mucho de mi mismo esta noche.
Subo al auto negro que esta sobre el pavimento negro y debajo de la moribunda farola, prendo el stereo de cassette y recuesto un poco el asiento del conductor, inhalo nicotina y exhalo años de vida, me distraigo viendo los mosquitos volando al rededor de la farola y pienso si aquella ciudad sombría, pienso si ese bosque de concreto tendrá lo que busco, miro mi reloj y se que es inútil saber el dato obtenido por el adorno de mi brazo, no tengo hora de ida ni llegada, solo se volvió costumbre el arte del calculo relativo del tiempo a utilizar entre una u otra tarea.
La lluvia ya a cesado por completo, la gente comienza a salir cual fantasmas de entre los matorrales de la carretera, llevan consigo armatostes llamados paraguas, y armados con botas y chamarras salen a recorrer los charcos con rumbo desconocido, yo solo veo tristeza y aburrimiento por doquier, cada charco absorbe un poco de sus almas y ellos no se percatan de lo frió que resulta ver la escena, el reflejo resulto ser un caníbal emocional insaciable.
Escucho tacones rozando los charcos, distorsionan mi música y las nubes de nicotina en el techo de mi automóvil, son solo señoritas de cascos ligeros o vida fácil como les suelen decir, aunque a juzgar por el maquillaje barato, la ropa sintética y el perfume de insecticida, creo que son personas valientes, al menos mas que yo, un pobre diablo sin nada mas que condones, cigarros, whisky y dibujos en la cajuela.
Lo que no sabia es que esa noche jamas terminaría, no al menos para mi, al termino de mi cigarro encenderé el motor de mi vehículo, lo haré avanzar a no mas de 60 kilómetros por hora y me adentrare a la jungla artificial de colores neón, dejo en el pasado una colilla que se extingue en un charco junto a un pequeño diente de león creciendo entre las fisuras del pavimento.
Sonara la mejor canción que yo elija, en el volumen que así lo desee. Solo es una historia de un libro por terminar, ¿que mas puede pasar?.
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