jueves, 25 de junio de 2015
Montañas de Hielo
Recuerdo bien las derrotas marcadas en mi piel, victorias claro que he tenido, aunque mas dolorosas de ver.
Recuerdo ese invierno en particular, el mas frió que haya azotado al reino, los soldados marchaban con paso firme y decidido rumbo a las colinas congeladas, alejadas a días de nosotros. Jamas volveré a ver otro desfile mas hermoso, nieve por doquier y el silencio irrumpido por las armaduras de cientos de hombres con fe.
Tardamos mas tiempo de lo pensado debido a las fuertes ráfagas, la tormenta era fuerte e implacable, pero supimos domarla, avanzamos y al llegar a la cima tuvimos nuestra victoria, pero no duraría mucho.
El viento y la oscuridad nos obligaron a descansar en la cima de nuestro pequeño mundo, fue la mas cálida acogida que hayamos tenido en semanas de duras batallas, no había hombre, arma o armadura que estuviera cubierta por nieve y sangre de cientos que cayeron a nuestros pies. Al final de nuestro camino encontraríamos el final de la guerra, tras la montaña descansaba el gigante de piedra, un castillo tan grande que dicen tocaba las nubes, puertas de madera tan gruesas que necesitarían de cien hombres para ser abiertas y una muralla tan basta que que pareciera dividir el mundo en 2.
El Gigante de piedra descansaba en las faldas de la montaña siguiente a la nuestra, era como si su peso tuviera que ser recargado en la colosal montaña, como si el gigante se sentara en ella y solo esta pudiera aguantar su poder.
La noche lentamente fue desvaneciéndose para dar paso a un pequeño sol oculto entre montañas, y nubes gigantescas, los hombres reanimados limpiaron su armadura, pulieron sus armas y al levantarse subieron el poco trecho faltante de la montaña, que gran desgracia que ante nuestros ojos se mostraba, la escena mas gloriosa de mi vida, la mas temible y la mas sorprendente.
El gigante de piedra nos miraba de frente y bajo sus pies 100,000 mil hombres de la armada dorada del Rey armados y listos, petrificados miramos el vasto imperio que intentamos conquistar, el cielo comenzó a cubrir de cientos de miles de flechas.
Por esta noche hasta aquí llegara mi historia... mañana sera otro dia