Una mirada torturadora a un mundo caótico, repleto de anomalías macabras que muchos ignoran. Observado desde una distancia prudente y experimental.

lunes, 4 de agosto de 2014

Trozos de Cristal


Los sacos de los ancianos guardan sueños rotos, bolsas vagas, viejas como sus portadores putrefactos y ciegos, los agujeros enormes y el crujir no es suficiente para percatarse, esa bolsa ya no puede mas. Los cristales, residuos inútiles de los sueños rotos, son pisados por muchedumbres indiferentes, fragmentan lo que pudo ser infinito.

Un niño, inocente y pobre amigo, los toma, se corta las pequeñas y débiles manos, el alimento no conoce su estomago, aun no se los a presentado el capitalismo, pero el recoge los cristales, hermosos a sus ojos pero lacerantes en el alma.

Nadie hace nada, pasan y pasan, el niño corre tratando de ocultar su tesoro, pobre, no sabe que ya nadie le robara esos pedazos de ilusión.

La gente camina, corre, trota y se arrastra pero jamas vuela, el trabajo viene incluido con la esclavitud mental, pobre niño, jamas vio en su andar una piedra mas grande que la frustración, jamas imagino sangrar frente a un enemigo omnipresente pero no divino.

La gente camina, corre, trota pero no lo ve, pobre destino, los sueños rotos se incrustan en su cuerpo. Las suelas de cada caminante contiene un pequeño cristal de su pertenencia, a todos los lastima al andar, pero nadie tiene tiempo de revisar la falla.

A pisotones de realidad muere el pobre soñador, una infancia mas se a desvanecido, sangre corre por los pies de cada humano que jamas pensó que habría alguien tan valiente como para querer morir teniendo miedo de lo que quería salvar...

Sentado en su banqueta un gato mira toda la acción, se levanta y se convierte en hombre, se une a las masas que nada importa, nada pasa, solo caminan, corren y se arrastran, pero jamas vuelan




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Kurono Atsushi

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