Una visita al cine nunca esta completa sin ese simple pero muy curioso alimento, maíz, sal y mantequilla... Las palomitas son y serán nuestro mejor acompañante a la hora de disfrutar una película.
Desde tiempos ancestrales el cine no es lo mismo sin la compañía de las rosetas de maíz, pese a la insistente perseverancia de tu mama, y la excitación que tal vez le pueda causar el hecho de meter botanas ajenas o palomas caseras de contrabando al cine, debemos admitir que el sabor y la experiencia nunca serán las mismas.
a lo largo de mi estancia en los cines, he notado diferentes comportamientos de esa raza cine-fila, dejándome asombrado, asqueado y dudoso de su proceder a la hora de comer esta botana.
He decidido clarificarlos e informar a la población sobre su comportamiento...
El vagabundo - al parecer su precaria alimentación obliga a este espécimen a dirigirse a la barra de condimentos para hot-dogs, añadiendo de forma exagerada jitomate, palomas con jitomate... y en su caso extremo acompañados de cebolla y jalapeños.
El Suicida- la mantequilla extra no existe, es simple aceite con sabor, y una manera lenta de suicidio es vertir grandes cantidades de esa substancia sin preocuparnos por el corazón ni las arterias, igual ya están gordos...
El Valiente- el no come palomitas con salsa, el disfruta la salsa con palomitas... rara vez vemos una que otra roseta asomarse entre el mar de salsa, o simplemente vemos una substancia viscosa poco apetecible al igual que su comensal...
El Naco- son ¨fresas¨ que piden rapidez y perfección a su persona en la fila de dulceria, llenan de vasitos de condimentos con todo lo existente para aderezar sus palomitas, sintiéndose los de mucha clase, chefs del alto gourmet en el preparado de palomitas... al final no usan ninguno de los condimentos...
El Pollito- cree que come bien, es educado y refinado, pero al salir de la sala un camino de migajas lo acompaña, por cada palomita que come tira 2...
El Desesperado- apenas dejan la caja de rosetas en el mostrador y ya le estan metiendo mano, y aunque tengan ocupadas sus extremidades empinan la cabeza metiendola en el contenedor, todo sea por tragar y tragar aunque falte media hora para el inicio de función...
Al final siempre encontraremos a estos personajes o tal vez nos identifiquemos con uno... no importa el caso, al final todos compartiremos una sala de cine, y reiremos un poco con ese incomodo momento en el que se apagan las luces y a la par del inicio de función múltiples sonidos de latas de refresco, bolsas de papas o cajas de plástico resonaran para delatar a las ¨Doñas¨ que se colaron con dulcesitos.
Comming soon...
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